Greetings beloved friends,
We are gathering for Easter in the midst of so much loss. Two years of this pandemic has drained so much of our energy, individually and collectively. Globally, we have lost more than six million people. We are living in the midst of many wars including the war in Ukraine, where violence is seeming to have the last and sometimes the only word.
In the midst of so much that is broken in our human community we are reminded of this incredible story of resurrection where women, Mary Magdalene, Joanna, Mary, and other women, went to a tomb to care for a body. A dead body. Jesus’ body. They ended up awakening to a new world view that was not familiar to them. It is not familiar to us.
That is the real story of Easter, where God breaks through and gives us a new way to be. Providence is what we associate with the gift of God. When God invites us to a new way of being, that is providence. Jesus died and was raised from the dead: providence.
Second thing I noticed in the story is also the deep courage of women who went to a tomb when there was so much controversy, so much fear, so much to be depressed about. But they moved, even in and through their grief to claim a deep resilience and courage that we are given as a gift.
Finally, I think there is this deep sense of amazement that everyone is awakened to in the story of resurrection. Where people who were totally afraid were overcome with an overencumbered joy. The joy of knowing God is with us in a very real way. Not as a baby that is vulnerable anymore, but as the risen Christ giving us the strength to face our fears, our challenges, and overcome everything that stymies us, and release us to this grace of joy.
So, my beloved friends, as you gather for your celebration of Easter this year, I pray that you will be filled with the reassurance of providence, a deep assurance of the courage that we have as followers of Jesus, and live into your joy abundantly.
Blessings as you celebrate Easter. And may you be filled with that deep intertwining peace of the risen Christ who has risen on a new year. Alleluia. Christ has risen indeed. Amen.
Saludos queridos amigos,
Nos reunimos para la Pascua en medio de tantas pérdidas. Dos años de esta pandemia han drenado
mucha de nuestra energía, individual y colectiva. A nivel mundial, hemos
perdido más de seis millones de personas. Vivimos en medio de muchas guerras,
incluida la de Ucrania, donde la violencia parece tener la última y a veces la
única palabra.
En medio de tantas cosas rotas en nuestra comunidad humana, recordamos esta increíble
historia de resurrección en la que las mujeres, María Magdalena, Juana, María y
otras mujeres, fueron a una tumba para cuidar un cuerpo. Un cadáver. El cuerpo
de Jesús. Acabaron despertando a una nueva visión del mundo que no les era
familiar. No nos resulta familiar.
Esa es la verdadera historia de la Pascua, en la que Dios irrumpe y nos da una nueva
manera de ser. La providencia es lo que asociamos al don de Dios. Cuando Dios
nos invita a una nueva manera de ser, eso es la providencia. Jesús murió y
resucitó de entre los muertos: [eso] es la providencia.
La segunda cosa que noté en la historia es también el profundo coraje de las mujeres que fueron
a una tumba cuando había tanta controversia, tanto miedo, tanto para
deprimirse. Pero se movieron, incluso en y a través de su dolor, para reclamar
una profunda resistencia y valor que se nos da como un regalo.
Por último, creo que existe ese profundo sentimiento de asombro que a todos nos despierta la
historia de la resurrección. Donde la gente que estaba totalmente asustada se
vio invadida por una alegría desbordante. La alegría de saber que Dios está con
nosotros de una forma muy real. No como un bebé que ya es vulnerable, sino como
Cristo resucitado que nos da la fuerza para enfrentarnos a nuestros miedos, a
nuestros retos, y superar todo lo que nos estorba, y liberarnos a esta gracia de
la alegría.
Así que mis queridos amigos, al reunirse para la celebración de la Pascua de este año, rezo
para que se llenen de la seguridad de la providencia, una profunda seguridad
del valor que tenemos como seguidores de Jesús, y vivan en su alegría en
abundancia.
Bendiciones en la celebración de la Pascua. Y que se llenen de esa profunda paz entrelazada de
Cristo resucitado que ha resucitado en un nuevo año. Sin duda, cristo ha
resucitado. Amén.